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Cierzo y Niebla

¿Y TÚ EN QUÉ ESTADIO ESTÁS?

¿Y TÚ EN QUÉ ESTADIO ESTÁS?

 He estado recordando a Piaget, un hito en Psicología del Desarrollo, que proporcionó una visión compleja y sistemática del desarrollo intelectual mediante estadios. Uno de los estadios corresponde al período preoperacional, y abarca las edades comprendidas entre 2-7 años

            Y como características de dicho estadio se encuentran:

-el conocimiento de tipo de figurativo, que descansa sobre los aspectos superficiales de la realidad, sobre las apariencias.

-El egocentrismo que implica la incapacidad de distinguir el propio punto de vista de los otros, los niños no son conscientes de que hay más perspectivas que las suyas y creen que todo el mundo percibe, piensa y siente de la misma manera.

- El realismo: que los niños consideran que las cosas son lo que aparentan  ser en la percepción inmediata..Por ejemplo, cuando el niño sueña piensa que está en el lugar en el que sueña.

- El artificialismo: los niños creen que los lagos están hechos por los hombres que los excavan y luego los rellenan con agua procedentes de tuberías, o que han creado las nubes con algodón.

- El animismo: opinan que la realidad inanimada tiene conciencia: por ej. Una bicicleta sabe que avanza, la luna sigue al niño cuando éste va paseando por la noche, el Sol sabe que se mueve, etc

- La amistad: Respecto al estudio de la evolución en el concepto de amistad, se produce un cambio progresivo desde una comprensión individualista y descoordinada, en la que la amistad es considerada como un producto del momento (“eres mi amigo porque tú tienes el balón” ) y determinada por las características físicas (“eres mi amigo porque eres rubio como yo” o “eres mi amigo porque eres mi vecino”, hasta los niveles superiores próximos a la adolescencia en los que la amistad aparece regulada por aspectos psicológicos como el compartir puntos de vista e intereses y se fundamenta en una relación mutua y duradera en la que son relevantes aspectos como la intimidad.

- La justicia: Respecto al concepto de justicia, si enfrentamos al niño a dos situaciones hipotéticas en una de las cuales la acción es producto de un error (por ejemplo,  rotura de platos mientras el niño ayuda a su madre a poner la mesa) y en la otra el mismo hecho se debe a la desobediencia (rotura de platos mientras el niño juega con ellos, desobedeciendo a los padres), al proponerle que plantee sanciones ante estas dos situaciones el niño NO tendrá en cuenta la intencionalidad, SINO sus consecuencias (por ej. Cantidad de platos rotos).

La falsa creencia: una persona lleva a un niño a una habitación donde hay un investigados. Los tres esconden una muñeca en un cajón y, a continuación, sale la persona que iba con el niño, dejando a éste solo con el investigador. El investigador esconde la muñera debajo de una caja. Una vez realizada esta operación se le pregunta al niño dónde buscará la persona que ha salido de la habitación la muñeca cuando vuelva. La respuesta va a depender de la edad del niño. La mayoría de los niños menores de 4 años opinan que buscará la muñeca debajo de la caja. Esta respuesta está basada en la situación real de la muñeca, que se corresponde con el conocimiento que tiene el niño de los hechos, PERO NO con el conocimiento de la persona que estaba ausente cuando se cambió la muñeca de localización. A partir de los 4 años aproximadamente, los niños no suelen tener problemas para dar la respuesta correcta; ya asumen que la persona que ha salido de la habitación tiene una creencia falsa sobre la situación de la muñeca. En este momento, el niño se da cuenta de que las creencias son representaciones mentales que no necesariamente se corresponden con la realidad (Tarea de la Falsa Creencia, de Wimmer y Perner, 1983).

Todo ello me ha hecho reflexionar sobre la realidad del mundo que me rodea. Realmente, observo a doquier comportamientos propios del periodo preoperacional en personas que son adultas. ¿En cuántas ocasiones evaluamos según los hechos tangibles y no teniendo en cuenta el conocimiento de la vivencia por parte de la otra persona (como el de aquella que salió fuera de la habitación, la cual desconocía el nuevo emplazamiento de la muñeca, pero los que estaban dentro sí lo conocían). ¿En cuántas ocasiones nuestro conocimiento es de tipo figurativo y descansa en aspectos superficiales?

Respecto al egocentrismo, ¿cuántas perspectivas de la realidad  somos capaces de discernir? ¿Acaso sólo una, la nuestra? El pensamiento dialéctico acepta la contradicción, se preocupa o intenta desentrañar los presupuestos implícitos, reconoce la existencia de múltiples  marcos de referencia y, por tanto, acepta la incertidumbre y, en último término, la imposibilidad de un conocimiento absoluto. Habría que hablar detenidamente del egocentrismo de nuestros políticos, ya que les aceptamos que nos presenten una realidad manipulada, que nos ofrezcan sólo una cara de la moneda (la que proporciona votos) , sin olvidar su contribución al sectarismo, y habría que hablar también de nuestra propia responsabilidad, la de aplaudirles cuando sabemos, muchas veces, que están jugando con nosotros. La sociedad en general les achaca los estereotipos de siempre: que cobran mucho, que sólo se acuerdan de uno cuando necesitan el voto. Para mi, que cobren mucho no tiene importancia, pero eso sí, que no roben; que se acuerden de uno cuando llegan las elecciones, tampoco me molesta, es humano, lo que para mí tiene realmente trascendencia y les pediría es  responsabilidad y generosidad para con su país y  ciudadanos porque el que enarbola estas dos banderas, cumplirá los demás principios(no mentirá, no buscará sólo el interés de su partido, etc.)

En relación al realismo, creer que las cosas son lo que aparentan ser, a diario caemos en el error de dejarnos llevar por las apariencias, es más, las cuidamos, las fomentamos, hacemos un verdadero ejercicio del disimulo, lejos de la humildad y del camino que lleva al verdadero crecimiento personal.

Respecto al artificialismo, es cierto que el hombre ha creado muchísimas cosas, fruto de su esfuerzo personal y cognitivo, pero ello no debe endiosarnos, ni hacernos perder el sentido de la realidad, ni el valor de los pequeños detalles, ni por supuesto, ello nos da derecho a avasallar a los otros, a los más desvalidos, ni a  invadir países, ni a causar sufrimiento a los demás, ni a destrozar nuestro medio ambiente. El niño piensa que el hombre ha creado hasta las nubes, pero el hombre  debería agradecer y cuidar lo que le ha sido dado, respetando a sus semejantes y al entorno.

¿Y qué decir de la amistad? Si el niño piensa que alguien es su amigo porque tiene el balón, ó le deja jugar con él, ¿qué concepto tenemos los adultos en muchos casos de la amistad?. ¿Acaso no nos dejamos vender por un voto, por un posible beneficio laboral, económico, etc? ¿No utilizamos en muchas ocasiones la amistad como moneda de cambio?

Y, por último, ¿qué moral defendemos? Si escuchamos las declaraciones de nuestros líderes, de los que rigen nuestro mundo, la economía, las ideas religiosas, si observamos nuestros comportamientos, nuestras opiniones, ¿realmente nuestra moral es la autónoma, la que practica el respeto entre iguales, la que se basa en la justicia y en la reciprocidad? ¿Nuestra justicia es retributiva o distributiva? La falta de criterios en nuestro sistema judicial  es parecida a la que practicamos en nuestras acciones diarias como ciudadanos y como personas: frecuentemente practicamos el sectarismo y la arbitrariedad, dejándonos llevar por intereses y creencias personales.

              Tras estas reflexiones, habría que considerar si nuestro estadio, en muchas ocasiones de nuestra vida adulta,  es el preoperacional , el correspondiente a niños de entre 2 y 7 años, agravado por el hecho de que ellos no disponen del desarrollo cognoscitivo y la intencionalidad que los mayores sí que ya hemos adquirido.

             El reubicarnos, el hacernos la pregunta ¿dónde estoy yo?, per se, ya sería un inicio de voluntarismo, de intentar retomar aspectos que dejamos en el camino, de pensar que siempre es posible alcanzar estadios nuevos de conocimiento.

Rita María Tomás Sancho

1 comentario

Silvia -

Pues si, Rita, lo realmente increible es que los niños suelen llegar al siguiente estadio, las operaciones concretas,y al último, el de las formales, cosa que a los adultos, como tú dices, en según qué aspectos, nos cuesta cada vez más. Habría que saber por qué. Un debate muy interesante esto que nos cuentas.